Los dos primeros capítulos y el título
- Lo primero que tengo que decirte es que comienzas bien. Lo suficiente como para engancharme. Se nota que eres escritor y que estás un poco perdido. Es lo que estamos siempre buscando las musas: el escritor que promete pero que necesita un empujón.
- Me alegro.
- Pero no te alegres mucho. Ahora viene la segunda parte: las musas siempre queremos más. El escritor tiene su historia en la cabeza y a nosotras nos la va pasando con cuentagotas, nosotras queremos ir un paso por delante. Nos parece bien que nos vayáis contando la trama por capítulos pero os pedimos, o al menos yo te pido, que nos vayas adelantando siempre algo de lo que va a pasar después.
- Bueno eso lo iremos solucionando poco a poco.
- Ya, pero te lo digo como introducción para responderte a mi opinión sobre el título.
- ¿Qué pasa con el título?
- Para responderte sobre si el título, TETAS: la fuente de la vida, es el adecuado o no, tendría que conocer toda la historia.
- Pero eso es imposible. O al menos imposible ahora. Tendría que tener un primer borrador y pasártelo, pero eso es precisamente lo que empezamos a hacer. Solo te puedo adelantar lo que se deduce de la introducción: que es una historia de mujeres.
- Bueno pues entonces lo que si te puedo decir es que los hombres a veces hacéis un mundo sobre nuestro sexo, más concretamente al hacer el uso del nombre de nuestros órganos sexuales. No lo hacéis con normalidad, por eso tenéis dudas.
- No creo que sea mi caso. Yo lo que pretendo más bien es tu aprobación. No porque tenga dudas, sino porque al ser mi Musa no debemos mantener secretos. A mí me parece el adecuado y creo que lo dejo patente en los párrafos donde hago alusión a ellas.
- Lo fundamental es el tono. No el nombre en sí, sino el tono, la relación entre el nombre y lo que se quiere decir. No es lo mismo expresarlo en tono grosero que en tono amable.
- Quizá sea eso lo que quería pedirte. Yo tengo muy claro el tono que utilizo, pero me gustaría saber si es entendido por quien lo lea de la manera en que yo pretendo transmitirlo.
- A lo mejor tampoco soy yo la persona más adecuada, porque soy tu Musa y, a pesar del poco tiempo que vengo ejerciendo como tal, ya me he identificado mucho contigo. Me parece un tono amable, totalmente inofensivo. No veo indicios de provocación, más bien todo lo contrario, yo diría que es halagador.
- Ya, te entiendo, y aunque también comprendo que ya no seas la persona imparcial de la que quisiera saber su opinión, lo cierto es que me sirve, me fortalece para seguir por ese camino.
- De todas formas, del título y del tono, podremos hablar más adelante cuando estemos más metidos en las historias.
- De acuerdo. Me dices que los primeros capítulos te enganchan.
- Te he dicho que me han enganchado lo suficiente. Lo necesario para sentirme a gusto como tu Musa. Para estar orgullosa de ayudarte.
- Yo también me siento a gusto. Aunque apenas nos conocemos, en sentido virtual, el contactar contigo me da tranquilidad y una seguridad que antes no tenía.
- Bueno, pues sigo. Quizá te repitas en exceso, hay algunos párrafos demasiado farragosos. Eliminar forma parte de nuestro trabajo. Aunque nos duela es sano suprimir todo aquello que no dice nada: que es repetitivo.
- De acuerdo, pero es el primer borrador y me gustaría guardarlo así. Cuando escriba, perdón, escribamos, el segundo, haremos los cortes consensuados. ¿Te parece?
- Me parece, pero volviendo al tema, a pesar de lo poco que llevamos me parece una novela polifónica.
- Poli…¿qué?
- Polifónica, no me digas que todavía no sabes lo que es polifónica.
- Sí, personas que forman un coro, pero no te entiendo lo que me quieres decir.
- Pues es muy sencillo. He leído tus dos primeros capítulos y ya me he dado cuenta de que en tu novela hay muchas voces y tú eres el encargado de coordinarlas.
- Si tú lo dices, pero yo no había caído…
- Pues están: la Flori, la Tocha, la Joven, y yo. Porque me estás dando entrada, ¿no?
- Sí, claro.
- Y además estás tú con tu doble intención y tu ayudante.
- ¿Mi doble intención? ¿Mi ayudante?
- Sí, escribes con doble intención y te has dotado de un ayudante, o yo al menos así lo veo, pues unas veces hablas en primera persona, otras en segunda, otras en tercera y otras en plural.
- ¡Ah! Pues yo no me fijo en esas cosas.
- Pues está claro: en primera hablas tú, en segunda y en primera de plural implicas al lector y en tercera te escondes tras lo que escribe tu ayudante. Pues eso. Polifónica: muchas voces armonizadas. Y tú eres el encargado de encontrar la armonía. Además de ser creativo, tienes que repartir el juego.
- ¿Repartir qué juego?
- Sí, tú tienes que dar entrada y salida a las voces, tienes que ordenarlas para que el lector no se pierda.
- ¿El lector?
- El lector es tu dueño, tú único dueño, todo tiene que estar subordinado a él, si no te das cuenta de eso no sirves para nada, si te abandona, no eres nadie. Por eso tienes que dejarle siempre bien clarito quién es el que está hablando en cada momento.
- ¡Cuántas tareas me pones! Me parece que vas a ser una musa muy lianta.
- No te quejes. Que lo haces muy bien aunque no te des cuenta.
- Tú eres muy lista, Musa, se nota que tienes experiencia. Debes de haber sido musa de muchos.
- Nada del pasado. Esa era una de nuestras normas y tú la habías aceptado.
- Perdón, tienes razón.
- Y por último otras observaciones generales de estilo y ortográficas:
- Utilizas frases demasiado largas, con largas enumeraciones que están separadas por comas o punto y coma en momentos en que debe cambiar la puntuación porque cambia la forma de enumerar o la intensidad del contenido. La frase larga hace tediosa una lectura y más aún si el párrafo también es largo.
- Con frases más cortas y pausas más intensas el texto gana en intensidad emotiva.
- En caso de duda sobre puntuación, es mejor usar punto y seguido.
- No utilizas apenas los dos puntos recopilatorios, que sirven también para dar intensidad a algo a modo de conclusión. Te he hecho alguna corrección en este sentido.
- Te he marcado los leísmos. Aunque en la lengua coloquial son usuales para el masculino de persona, en la lengua escrita es mejor evitarlos, sobre todo si aparecen varios seguidos
- Procura no usar tanto los gerundios. Hay que reservarlos solo para casos puntuales donde conviene dar la sensación de movimiento. Un gerundio solo puede indicar tiempo anterior o simultáneo al del verbo principal, nunca posterior. Además muchas veces son confusos. Te he señalado en rojo algún caso concreto.
- Gracias Musa lo tendré en cuenta y antes de mandarte el próximo capítulo le daré un repaso. De todas formas, como soy bastante despistado, tú sigue siendo tan rigurosa y precisa con lo que te mande.
El Escritor hace un repaso rápido del primer capítulo de la Flory. En realidad no se esmera mucho, después del primer intercambio de ideas con la Musa ha llegado a la conclusión de que debe centrarse él en la historia que ve en los pechos y dejar para ella lo más relacionado con la gramática. Sobre ese aspecto ha depositado en ella toda su confianza.
Entra en la página de contacto, pincha adjuntar, busca el archivo donde guarda el primer capítulo de la Flory, y se lo envía.