S-20 Campo de tiro. Ext. Día.
Desde el punto de vista de unos prismáticos se ven los blancos. Son una fila de muñecos, cada uno es una silueta de cartón que representa a un guerrillero saharaui con un turbante en la cabeza. El blanco es un círculo negro a la altura del corazón. Los prismáticos se  centran en el corazón del primer blanco. Se oye una orden:

Sargento, en of.
 ¡Fuego!
Se oye cinco disparos con intervalos de dos o tres segundos. En el blanco visto desde la perspectiva de los prismáticos se introducen los cincos disparos haciendo cinco agujeros en el centro del corazón.
El que ha disparado es Martín, esta rodilla en tierra, deja su mosquetón en el suelo, se levanta y se pone firme.
El que observa con los prismáticos es el Teniente que está situado justo detrás de Martín. Tiene unas botas negras de cuero, muy relucientes, que le llegan casi hasta las rodillas.
El Teniente hace un gesto de aprobación subiendo y bajando la cabeza.

Sargento.
Bueno el uno.
El Teniente se pasea arrogante y altivo detrás de Martín. Con sus prismáticos observa los resultados del segundo, sólo ha metido un disparo en el blanco, el resto están muy alejados del corazón. Muestra su desaprobación moviendo la cabeza a derecha e izquierda.

Sargento.
Malo el dos. ¡Con los paralíticos!
El recluta coge el mosquetón y sale corriendo con él por encima de su cabeza.
El Teniente observa el último del grupo. Mueve la cabeza a derecha e izquierda.

Sargento.
Malo el diez. ¡Con los paralíticos!
El recluta sale corriendo con los paralíticos. Al pasar a la altura del Teniente éste le da una patá en el culo.

Sargento.
Preparado el pelotón número cinco.
Los del quinto pelotón, donde está Toni, se acercan corriendo, con el mosquetón en prevengan, a la línea de tiro.
Los encargados de cambiar los muñecos de papel, quitan los agujereados y colocan otros nuevos.
Los reclutas se preparan para tirar. Toni es el segundo de la fila, a continuación está el “Gordo”.
El Teniente con los prismáticos al cuello se pasea detrás de ellos.
Sargento.
Atención, ¡rodilla en tierra!
Los diez reclutas apoyan su rodilla derecha en tierra y dibujan un ángulo recto con su rodilla izquierda. Con las dos manos sujetan el mosquetón en posición vertical.

Sargento.
Atentos, ¡apunten!
Toni sujeta el mosquetón a su hombro derecho, guiña un ojo y apunta.
Punto de vista de Toni a través de la mirilla del mosquetón: se ve el blanco, el círculo se mueve.
Toni aprieta el mosquetón fuertemente sobre su hombro.
P.V. mirilla del mosquetón: el círculo de visión ahora no se mueve.

Sargento.
¡Fuego!
Toni dispara su primera bala, inmediatamente echa el cerrojo hacia atrás para que suelte la vaina, vuelve a echar el cerrojo hacia adelante para cargar y dispara el segundo tiro. Así repite la operación otras tres veces y termina. Deja el mosquetón en el suelo. Detrás de Toni observando sus disparos con los anteojos está el Teniente. Cuatro de los disparos de Toni están dentro del blanco, el quinto esta en el borde.
Al mismo tiempo dispara el “Gordo” a quien en el último tiro se le atasca el cerrojo. Tira de él hacia atrás pero no puede moverlo, tiene al Teniente detrás observándole, se pone nervioso.

Gordo.
Mi teniente, ¡el cerrojo no va!
Y al mismo tiempo hace un giro cambiando el ángulo de tiro del mosquetón. El mosquetón ahora apunta en dirección a Toni que instintivamente da un paso hacia atrás. El Teniente se lanza sobre el “Gordo” y bruscamente agarra el mosquetón y lo tira al suelo eliminando el peligro. Acto seguido le da una patá en los testículos gritando:

Teniente.
¡Hijo de puta!
Gordo, caído en el suelo y retorciéndose
¡Aaah!
Toni mira al compañero. Ve como su cara se pone roja. Se da cuenta de que no respira. Está congestionado. Mira al Teniente. El Teniente ni se inmuta. Vuelve a mirar al compañero. Está más retorcido y más rojo, hace un ademán para socorrerle, le tiende las manos. El Teniente le da una pata en las manos y le corta en seco.

Teniente.
¿Quieres otra?
Toni retrocede.
Teniente, dirigiéndose al sargento y al “Gordo”.
¡Déle dos hostias… para que reaccione!
El sargento le agarra de un brazo y le da dos hostias en la cara. El recluta se mueve. Intenta evitar los golpes aunque no lo consigue. Trata de levantarse para que no le peguen más. Respira con dificultad. Sangra por la boca. Se incorpora.

Sargento.
¡A correr con los paralíticos!

El “Gordo” coge el mosquetón y sale tambaleándose en dirección al grupo de paralíticos que corren con el mosquetón por encima de las cabezas al fondo del campo de tiro. Avanza unos diez metros y comienza a vomitar. Se apoya en el mosquetón, vomita sangre, se desmaya, se cae. Toni observa la escena, hace ademán de ir a socorrer al “Gordo”, mira al Teniente. Hay odio en sus ojos. El Teniente mira a Toni amenazante. Toni baja la mirada y desiste de acercarse al “Gordo”. El sargento y un cabo acuden parsimoniosamente hasta el lugar donde ha caído. El cabo trata de incorporarle, le abofetea en la cara. El “Gordo” no reacciona, tiene los ojos perdidos.

Cabo.
Mi sargento, este está jodido.
Sargento.
Pues al botiquín.

La mirada de Toni se pierde en el horizonte. A lo lejos los paralíticos corren. El “Gordo”, inconsciente, es introducido en Lanz Rover. El Teniente sigue controlando los ejercicios de tiro, está tres puestos a la derecha de Toni, con sus anteojos se fija el blanco. Mueve la cabeza a derecha e izquierda.

Sargento.
Malo el cinco. Con los paralíticos.
Toni, hablando para sí mismo.
¡Hijo… de puta!

S-21. Campo de tiro. Ext. Mañana.
Sobre el punto de vista de Toni, que ahora descansa sentado, los paralíticos hacen paso ligero, se ven los gestos de los cabos, se intuyen sus voces pero no se escuchan. Se siguen escuchando los disparos de otros pelotones.

Voz en of de Toni.

Queridos padres y hermanas:
La “mili” va bien. A los jefes sólo hay que llevarles la corriente y no revelarse nunca.
Ya nos quedan pocos días para la jura de bandera.
Hemos hecho las prácticas de tiro sin problemas. Son muy divertidas. Es como cuando tirábamos con las escopetas de perdigones en los puestos de las ferias para conseguir un regalo.
A propósito de ferias,  hermanitas, me imagino que no os perderéis ninguna este verano, a ver quien es la primera en echarse novio.
Divertiros un poco por mí, ¿vale? 
En la última me decíais que estabais hartas de segar y de trillar, lo que tenéis que hacer es convencer a padre para que no siembre más. Las tierras no dan “na”, sólo trabajo, es mejor tener una vaca más de ordeño que ir a arar y a segar.
Tengo ganas de que os pongan el teléfono para poder llamaros algún domingo desde el Aaiún y escuchar vuestras voces.
Espero la vuestra.
Besos. Toni