Carta 15
            De Alicia
           
Quiero agradecerte tu visita y tus cartas. Cuando recuerdo los días que pasamos juntos este verano tengo una sensación rara, creo que nos sentimos un poco extraños, me parece como si no te hubiese tratado como deseaba y como imaginaba, como si no hubiésemos hablado ni hecho todo lo que debiéramos, como si no te hubiese recibido como te mereces. Será problema de la amistad por carta. Nos lo hemos dicho todo por carta, nos hemos contado nuestras cosas, nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestras ilusiones, siempre por carta. Hemos ido creciendo entre líneas demasiado tiempo y sin vernos. No hemos visto cómo nuestro cuerpo cambiaba, como aparecía la barba o crecían los pechos, no hemos visto la luz reflejada en nuestros ojos ni el rubor por el contacto de nuestras manos, no hemos sentido las voces acariciando nuestros oídos ni la sensación de calor de un abrazo o un beso. Sólo nos vimos una noche de fiesta, después muchos años de letras, de frases bonitas, de espera, de imaginación y de ensueño; a veces pienso que se ha producido un desequilibrio entre lo que nos hemos dicho y lo que hemos vivido.
            Por eso tu visita después de tanto tiempo me ha dejado esta sensación rara, esta angustia en el cuerpo que ahora te cuento con la sinceridad que nos ha caracterizado siempre. Te voy a decir lo que yo pienso de nuestro breve encuentro y te pido que tú me lo digas del mismo modo.
 Me hubiese gustado estar más tiempo contigo, haber salido por las noches, haber hablado más. A veces me siento avergonzada de haberte abandonado a las once de la noche, de haber salido contigo como si fuésemos niños, de no haberme enfrentado a la sociedad rígida y tradicional de Cullera, de no haberme tomado unos días de descanso para acompañarte a la playa y haber disfrutado del sol y del agua a tu lado. Me arrepiento de no haber paseado más contigo, de no haberte acompañado por las veredas que suben al castillo. Me hubiese gustado subir cogidos de la mano percibiendo los olores de las múltiples hierbas que bordean el sendero, haber ido descubriendo su olor y sus nombres, haber ido regalándote, entre flor y flor, mi compañía, mi calor y mi aliento; haber llegado juntos al castillo, cansados, sudorosos y resoplando fuerte; haber confundido mi respiración agitada con la tuya y en ese momento haberte besado.
Pero sólo lo hago por carta. Ahora espero impaciente otra visita, sueño con que se repita, pero quizá no vuelvas, quizá te haya perdido para siempre, o sólo te quedes conmigo por carta. Hubiese sido bonito divisar desde lo alto del castillo el valle del Júcar, explicarte dónde está el naranjal de mis abuelos, señalarte mi casa, enseñarte los montes y los valles por los que sueño cuando subo sola. Pero te dejé subir solo esa tarde, aquella que yo, como tantas otras, estuve despachando pasteles, sin atreverme a coger un día, una tarde sólo, de permiso.
            Tampoco descubrimos juntos el ambiente de noche. Yo no lo conozco aún, no salgo a  las discotecas, pero me hubiese gustado descubrirlas contigo, dar rienda suelta a mis fantasías con ritmos frenéticos y caer rendida en tus brazos con música suave, melódica y dulce; haber descubierto el sabor de la música escondida en tu pecho. Sólo sé lo que me cuentan, que los veraneantes bailan y bailan hasta amanecer en la playa. Pero todas las noches te dejaba a las once cumpliendo las normas de casa como niña obediente. Quizás hayas descubierto con otras lo que me hubiese gustado que descubrieras conmigo.
            Por eso me ha dejado una huella rara tu visita, me queda un sentimiento de insatisfacción y de culpa.
            Siento no haberte contado lo que me hubiera gustado decirte, lo que te digo en las cartas. Espero que me comprendas y, si no he sabido complacerte, que me perdones; pero, sobre todo, espero que me respondas con la misma sinceridad con que siempre lo has hecho y con la misma sinceridad con que lo estoy haciendo yo.
                                                           Disfruta del beso que no te supe dar.                                                                                                                                 Alicia.