Carta  12
            De casa

            Querido hermano:
            Ya estoy escribiendo la carta, voy a ser la primera, la estoy escribiendo esta noche, lunes, primer día de descanso después de las fiestas de Navas de Arriba. Me he acordado de que tu novia, la de los calcetines blancos, me había dado recuerdos para ti el domingo, y decidí ser la primera en ponerte los dientes largos. Estábamos en el baile de la plaza y se acercó Fernando,  comenzó a hablarme y yo comencé a tomármelo todo a cachondeo; en algún momento me preguntó por ti, y yo riéndome le contesté que ya tenías una novia mora, que la habías encontrado en una jaima y que te habías dado unos revolcones entre las dunas. Me dijo que  tuvieses cuidado, no sea que en vez de mora fuese moro, que dicen que allí se hace a todo.
            Después vi a su hermana, me dijo que le habías escrito una carta, -¡ay, pillín!, ¿a cuántas escribes? -, y me dio recuerdos.
            Por eso te escribo antes de que se me pierdan y antes de recibir la tuya, así, cuando llegue, y padre y madre digan a ver quién es la primera en escribir a su hermano, yo pondré mi folio y diré: “Seguid que yo ya le he escrito”.
            La verdad es que me da un poco de pena contarte lo bien que nos lo pasamos en las fiestas de este año, pensando que tú sólo habrás podido bailar con los mosquetones, pero para eso eres el hombre de la casa; nosotras, sabiendo que tú nos defiendes, nos divertimos más tranquilas.
            Tus amigas estaban este año más guapas que nunca y parecían no acordarse mucho de ti, porque en La Pista las vi muy acarameladitas. La de los calcetines blancos, la que me dio recuerdos, ¿sabes?, pues ya no tiene calcetines, ni medias, tenía un vestido rojo que le quedaba bastante por encima de las rodillas, y no tenía malas piernas, pues no le faltaban chicos a su alrededor, en la plaza bailaba suelto y en grupo, pero en La Pista, ya sabes, agarrada y muy arrejuntadica.
            La otra, la del bar, en los ratos que se escapaba, bailaba con un tío largo, estrecho y con melenas, que yo no conozco de los pueblos de por aquí, pero se ve que le gustan los altos y finos. Ésta no tenía minifalda, así que no puedo decirte que tal tiene las piernas este año, pero sí te puedo decir que llevaba un pantalón campana y un suéter negro muy ajustado, y que se le marcaban bien las domingas. En La Pista buscaba los rincones donde había menos luz, ya recordarás cuales, ¡si no se los hubieses enseñado...!
            Yo no te voy a contar nada de mí, que te lo cuente la cotorra de tu otra hermana. De ella si que te diré que tuvo tres moscones, que si te dice que eran guapos, no se lo creas. Uno que vino desde Segovia a verla era más viejo que tú, tenía barba, y yo le decía que parecía un chivo. También estuvo un tal José Luis, del Cubillo, que dice que es compañero tuyo,  y que no la dejaba en paz. El último fue Andrés un primo de Nacho que, como ya sabes, es quien de verdad le gusta.
            Del resto sólo he de decirte que hoy hemos estado trillando, lo hemos terminado en dos horas, pero aquí sí nos hemos acordado de ti, más que en Navas de Arriba, sobre todo a la hora de echar los haces a la trilladora, que era tu tarea y que hacías muy bien, pues cuando tú echabas los haces, no nos pinchábamos nosotras con los cardos. Hoy nos hemos turnado y tenemos las manos llenas de espinas.
            Y termino mi folio recordándote: no te acuerdes de los besos perdidos, sino de los picotazos de cardos no recibidos, así todo será más llevadero.

            Querido hermano
            Nada más recibir tu carta nos hemos puesto a escribirte, pero como verás, la impaciente de tu hermana pequeña, como no se le han ido todavía los mimos, te ha escrito la primera.
            No te creas nada de lo que te cuenta, pues ella y Petri se lo toman todo a cachondeo, se conoce que no han salido todavía de la edad del pavo. Se pasan los días y las noches con Victoriano, que no se sabe si es el novio de Petri o de las dos.
            La verdad es que las fiestas de Navas de Arriba han estado más o menos como otros años, quizá haya habido menos gente, pues La Pista parecía estar más vacía que en años anteriores.Puede haberse debido a que han hecho un club en la plaza donde se puede sentar la gente, escuchar música y bailar.
            El domingo vinieron los tíos Victoriano y Gloria y se llevaron a padre y a madre a ver los toros a Segovia, también fueron el tío Ángel, la tía Martina y José Andrés. Tuvimos que ordeñar nosotras dos y sacar la leche, luego llevamos las vacas; yo llevé las suizas y la Isa las terrenas, las dejamos en los prados y continuamos camino de Navas de Arriba donde llegamos cuando empezaba a anochecer.
            Estuve con Félix, ese chico que te presenté en Segovia, con el que nos tomamos un día unas cañas en Orly, y que me dijiste que te había caído bien. Lo pasamos divertido, pero nos acordamos mucho de ti, tanto en lo bueno como en lo malo. Besos.

            Querido hijo:
            Hemos recibido tu carta por la que vemos que estás bien y que os hacen trabajar mucho, a ver si no comes y se hace el trabajo contigo. Me imagino que ya tendrás amigos con quienes pasar el tiempo y hablar algo.
            El tío Santos  y la tía Ascensión han estado en casa hoy, nos han dicho que no habías ido por su casa y que no sabían que estabas en la mili, así que si tienes tiempo les escribes alguna carta para que sepan tu paradero. No sabemos los días que tardan en llegarte las cartas porque aquí no hay sobres de avión. Las tuyas nos tardan en llegar cuatro o cinco días.
            Sin más hasta la tuya, se despide tu madre, besos.

            Querido hijo:
            Cuatro letras nada más para decirte que estamos bien y que nos alegramos de que tú también lo estés, a ti parece que se te pasan los días sin darte cuenta; eso está bien, así se te hará más corto el tiempo. Como ya te cuentan todo lo que hay por aquí y no queda papel, me despido hasta otra.
                                                           Besos de tu padre.