Carta  66

            A Mª Antonia           

 

            Ya veo que vas tomando nota y comienzas a devolverme la moneda.

La verdad, eso me agrada una barbaridad y la lectura de tu última carta me ha hecho pasar un buen rato.

            No sé si comenzar a contestar a tu carta haciendo alusión a lo que tú en ella me decías o comenzar contándote mis problemas de aquí.

            Comenzaré diciéndote que hoy ha sido un gran día familiar, he recibido carta tuya, de Isa y de nuestros padres. Por reducción he decidido escribirte a ti; a Isa le escribí ayer y a los padres anteayer. En fin, que te ha tocado el gordo, pues si todo sale como en principio imagino, vas a tener lectura para rato.

            Bastaría el comentario a la tuya para llenar un par de folios, pero creo que  voy a dejar una buena parte para otra ocasión o en el mejor de los casos para el final de ésta, si el papel me lo permite. Tocaré, pues, solamente los puntos gordos.

            Por otra parte, como contarte mis cosas también llevaría su tiempo y ocuparía sus buenas páginas, lo dejaré también para cartas sucesivas; eso sí, me limitaré como en lo anterior a detallarte alguna de las cosas verdaderamente interesantes.

            Como con tanta introducción he llenado la primera hoja, creo que ya va siendo hora de que te cuente lo que al comienzo te dije dejaría para el final, pues llegado este punto pienso que ya estoy más cerca del final que del principio.

            Ya en plan serio, no quiero que me suceda lo que en otras ocasiones en cartas a Isa o a ti misma, que termino la carta y me dejo lo más interesante para la próxima, así que te contaré algo que merezca la pena.

            Comentando lo que de tu carta he considerado gordo, -no te molestes, es simplemente que he llamado gordo a lo importante-, bien, lo más  importante, y lo que de ahora en adelante me tendrá impaciente, será la espera de esa  decisión de tu amiga de escribirme.

            Yo le aconsejo, mejor dicho, te aconsejo que le aconsejes, que me escriba.  Sin duda, no se arrepentirá. Y si no quiere, o no se atreve a escribirme a mí, que escriba a Periquito Pérez (1), que está aquí en mi compañía y que tiene poca correspondencia, el pobre. Si así lo hace, ambos se lo agradeceremos.

            Como de tu carta está comentado lo más importante, y de mis cosas aún no te he contado nada, voy a escribirte algo antes de que el papel se me acabe.

            Lo más gordo, lo más importante de por aquí, es que los días pasan tan deprisa como por ahí, y que pasan de la misma forma: primero pasa uno y después pasa el siguiente.

            Antes de que se acabe el papel voy a despedirme como Dios manda: un beso, un abrazo y un puñetazo en el brazo.

(1) La dirección es la misma, y, ahora que no me oye, os diré que es simpático y bajito, no mucho, pero bajito; que tiene un tío en Alcalá y que se está hartando de mili.

(2) Creo que sí recuerdo quién es Rubén. Lo recuerdo por lo de BENBENUTI. Creo que es de los que se recuerdan por narices.

(3) Me alegro mucho de que tenga aceptación mi foto, la que tú me mandaste también la tiene, últimamente se ha quedado contigo el dueño del bazar Tokio. Tiene un montón de relojes y, en el desierto, una piara de camellos. Creo que a partir de ahora me regalará los relojes, siempre que diga que son para ti, claro está. En la próxima te daré detalles de su físico, porque en ésta ya ves cómo ando, escribiendo incluso entre líneas por falta de papel.

(4) A la cerda se la ve muy sucia y muy cochina.

(5) No se la enseñes a Isa, no sea que le dé envidia, pues aunque a ella le digo o le dejo de decir lo mismo, a ti te lo cuento en más espacio.

(6) En la próxima te contaré todas las cosas que en ésta he dejado sin contarte como consecuencia  de las cosas que te he contado sin tener que contártelas.

(7) Recuerdos míos para tus amigas y las amigas de tus amigas, es por aquello de la propiedad... ¿qué propiedad? La reflexiva, creo.

(8) Espero resuelvas tus problemas con...

(9) Yo también tengo algunas veces problemas de esos aunque sea por correspondencia.

(10) Que tu amiga no lea la nota anterior.

(11) La siguiente sí.

(12) Aquí en el Sáhara estamos muy aburridos, necesitamos mucha correspondencia y muchas muestras de afecto; así pues, te diré lo que ya dije a la pequeña. Sigue en nota 13

(13) Acuérdate de tu hermanito, el del Sáhara, y mándale veinte duritos.

(14) No se te ocurra llamarme copión, como lo hagas te canto esa canción que dice: "Tan copiona eres tú como yo, como yo como tú, como tú como yo". ¿La sabes? Pues si no la sabes, la aprendes.

(15) Con tanta monadita se me ha hecho la una de la mañanita.

(16) El domingo escribiré a Isa. Si quieres no leer nada, pídele la carta.

(17) Como me imagino que guardarás bien esta carta no quiero dejar este rinconcito sin llenar, aunque sólo sea un poquito

(18) Mira por dónde encuentro otro trocito, lo aprovecho para decirte que te he ganado en las llamaditas, que te sea fácil la lectura de ésta, y que esperes sentada otra como ésta.

(19) Para tu amiga: CON ELLA SERÉ MÁS SERIO.