Carta  61

            A Ana

            Noches de cine

 

                                    "Aunque ya nada pueda devolver

                        la hora del esplendor en la hierba,    de la gloria en las flores,       

no debemos afligirnos,

porque siempre la belleza subsiste en el recuerdo...".

                                                           (Wordsworth)

 

            He visto Esplendor en la hierba. Intento recordar sus versos, no lo consigo del todo. He visto Los cuatro jinetes del Apocalipsis. He visto West Side Story. He visto muchas películas y en todas te veo a ti.

 

            Te veo pasear por los bosques y los campos, te veo tumbarte y dar vueltas en la hierba; escucho los versos de Esplendor en la hierba y me parecen los tuyos. Me imagino paseando contigo, bañándonos en los ríos más claros, jugando y descansando en los bancos del parque. Cada escena de cine es una escena vivida contigo, cada primer beso de cada historia de amor es el primer beso que comparto contigo. Sueño contigo montones de veces, te busco a mi lado cuando por las noches doy vueltas en la cama. Te llamo en mis sueños. Te deseo.

            He saboreado tu cuerpo, he compartido mis pensamientos contigo, te he hablado despierto en la cama, te he visto desnuda a mi lado. Te veo, te beso, te abrazo, te estrecho entre mis brazos, aprieto tu cuerpo contra el mío y amanezco mojado.

 

            Últimamente disponemos de pases para ir al cine por las noches. A primeros de marzo se licenciaron los abuelos, los más veteranos del cuartel, y nosotros subimos un peldaño más en la escala militar, ya sólo tenemos un remplazo con mayor antigüedad que la nuestra, esto supone que comenzamos a tener ciertos privilegios: a ser padres. Uno de ellos es el poder salir por las noches al cine. Hay un reducido número de pases para salir y los más viejos renuncian a él porque ya sólo piensan en marcharse, en que ellos ya son los próximos en salir. Pasan el día preparando la maleta; y nosotros, que estamos deseosos de escapar del cuartel, que hemos estado esperando el momento durante tanto tiempo, los acaparamos un día tras otro. Los primeros, los que más posibilidades tenemos de coger los pases, somos los de la oficina, somos quienes hacemos el reparto y los que menos servicios tenemos por la noche. Así un día y otro, salimos al cine. Nos ponen películas antiguas, algunas las hemos visto ya varias veces, pero nos da igual, las disfrutamos como si fuesen estrenos, nos metemos en el mundo mágico de la fantasía y escapamos de la realidad cotidiana, dejamos volar nuestra imaginación… y soñamos. El cine nos saca de nuestra monotonía y nos permite escapar, escondernos en los rincones más recónditos, imaginarnos otras vidas: nos transforma.   

            Y así, en el cine, te veo; en el cine, te sueño; en el cine, te deseo y, en el cine, te quiero.