Carta 50
A Ana
Yo también recuerdo.
Recuerdo uno a uno los días que he pasado contigo, recuerdo el principio y
recuerdo el final.
Todo empezó con
aquella idea feliz que tuvimos mis compañeros y yo, de pasar un día de fiesta
en Toledo. Recuerdo nuestro encuentro, la timidez del primer momento, la
incertidumbre a la hora de elegir las primeras palabras, la
frase oportuna del amigo ocurrente que rompe el hielo en el primer
instante, las gotas que mojan nuestras cabezas, las nubes negras que nos
amenazan y los paraguas que comienzan a unirnos. Recuerdo uno a uno los
momentos de ese día, pero sobre todo recuerdo la alegría con la que acabamos el
viaje y la feliz despedida que tuvimos con el compromiso de volver a vernos y
de quedar unidos por los hilos de nuestros teléfonos.
La
incertidumbre, la duda, el deseo de telefonearte, me tuvo abstraído toda la
semana. Comenzamos a salir un día tras otro y el recuerdo de todos ellos me
viene a la mente y me alegra por dentro. Recuerdo las tardes y noches que hemos
pasado juntos; las tardes de paseos, de conversaciones, de jugueteos con
nuestras manos, recuerdo las primeras caricias, las visitas al Zoo y los comentarios sobre sus animales;
recuerdo las noches de luna y estrellas sentados en el parque, los besos que
nos hemos dado, las miradas que nos hemos dedicado y las caricias compartidas
que nos hemos hecho. Lo recuerdo todo, por eso no quiero contarte nada nuevo en
esta carta, quiero, como tú, revivirlo y recrearnos, porque tu última carta me
ha traído eso: el recuerdo.
Te
recuerdo bailando, colgada de mi cuello y yo estrechándote entre mis brazos y
besándote. Oigo la melodía en estos momentos, recuerdo una a una todas las
canciones y las tarareo, te imagino y pienso que las tarareas conmigo y que en
estos momentos hacemos un dúo perfecto
que rompe las distancias, y me siento unido a ti a través de las frases
que escribo.
Recuerda
nuestro primer beso y recíbelo nuevamente.