Carta  42

            De Ana Victoria

            Te escribo hoy que es domingo y dispongo de más tiempo para hacerlo, no voy a salir en todo el día de casa, no me apetece ir a ningún sitio. Llevo así unos cuantos domingos, no me hace ilusión ni ir al cine ni al teatro ni nada, me paso el día viendo la tele.

            La verdad es que tengo la moral por los suelos, últimamente se me juntan todos los problemas: en el trabajo, con los amigos, en casa... Todo parece que se junta y se pone en contra mía, así que hasta que pase esta mala racha paso los fines de semana en casa pegada al televisor y sin gastarme un duro.

            El otro día estuve en una fiesta de despedida de un amigo, se va a Ceuta a hacer la "mili" y  estaba preocupado por ir tan lejos. Yo le dije que más lejos estabas tú, y que, por lo que me cuentas en las cartas, lo vas soportando. Estuvimos hasta las cinco de la mañana, menos mal que cuando llegue a casa mis padres no se dieron cuenta de la hora y pensaron que sólo eran las tres. Lo peor fue que al día siguiente tuve que levantarme pronto para ir al aeropuerto a recibir a un primo mío que llegaba de Estados Unidos.

            Voy a empezar a hacer el graduado escolar, no lo terminé cuando tenía la edad y ahora es casi indispensable para mejorar en cualquier trabajo y, como yo estoy harta del mío, voy a intentarlo al menos para ver si consigo cambiar a otro. Hay muchas personas que me desaniman, me dicen que es muy difícil, que sólo sacan el título un dos por ciento, pero yo, aprovechando que tengo una academia cerca y que mi horario me permite acudir por la tarde, lo voy a intentar. Ya me contarás tu opinión y me darás algún consejo. A lo mejor me tienes que mandar alguna lección por correspondencia o solucionarme algún problema por carta.

            El tiempo por aquí está un poco loco, ha habido unos días fatales de frío y lluvia, hoy, sin embargo, hace un sol espléndido. Me alegro mucho de que tu nuevo destino sea más de tu agrado.

Dirás que siempre te pongo alguna disculpa para justificar el retraso de mis cartas, pero esta vez hemos tenido un problema familiar que nos ha traído de cabeza. Mi abuela ha enfermado y se ha quedado ciega, y nosotros nos hemos cambiado de casa. Hemos buscado una que estuviese cerca de la suya para así poder cuidarla. Al final te pondré las señas donde me tienes que escribir ahora.

            Me han gustado mucho las anécdotas que me cuentas en tu última carta. No se me había ocurrido nunca pensar que a los pobres camellos se les pinchasen las patas ni que tuviesen accidentes, y menos aún que se necesitasen agentes de tráfico para regular su circulación. ¡ Pobrecitos, con lo despacio que circulan y que les pasen esas cosas! De todas formas me alegro por ti, así estarás entretenido y podrás estar satisfecho de realizar buenas obras.

            Mi vida sigue tan aburrida como siempre. Me han hecho un reconocimiento médico y me tengo que poner gafas, unas para ver mejor de cerca y otras para lejos, además me he cortado el pelo, así que si me ves no me reconoces. Entre la gente hay opiniones para todos los gustos, hay quien opina que estoy  mejor con el pelo corto y quien me regaña por haberme cortado la melena.

            Últimamente me ha dado por ir al teatro y al cine. La última película que he visto y que me ha gustado mucho ha sido "Zorba el Griego".

            Espero impaciente otra carta tuya con nuevas anécdotas y nuevas aventuras de tu vida ordenando el tráfico de los camellos para ver si me animo un poco. Espero que en la próxima te cuente cosas más divertidas. Un beso.