Carta  40

            De Isa

            La fiesta

 

            Querido hermano:

            Ya estoy en Segovia, empezamos las clases el lunes pasado y éste ya hemos tenido un examen de inglés que no me ha salido muy bien, pues yo llegué con la resaca de la fiesta, y ya te puedes imaginar.

            La fiesta ha estado bastante bien, aunque se ha notado tu ausencia, en casa  nos juntamos dieciséis a comer. Hubo baile viernes, sábado y domingo, y la Peña  cerró a las cinco de la madrugada todos los días.

            Yo he estado cada día con uno, menos el sábado que estuve con dos. Pero a ratos, un rato con uno y otro con otro, no pienses mal. El domingo estuve con uno de los del sábado.

            ¡Ah!, la Mª Antonia se pasó toda la fiesta con Andrés, ya te he contado algo de él, estuvo también con él en Navas de Arriba, pero tú ya sabes quién es el que le gusta. Me imagino que te lo contará ella, pero, si no, tú se lo preguntas. Un hermano del que le gusta, estudia en tu cole y me deja libros.

            El sábado de la fiesta hubo un accidente sobre la una y media de la mañana cerca de la ermita de San Roque. Chocó un Land-Rover de Requijada con un seiscientos de La Velilla. A los del Land-rover, los chicos de las tejeras, no les pasó nada, sólo algún rasguño; pero a los del seiscientos les tuvieron que llevar a todos a Segovia. No sé cómo estarán pues cada uno dice una cosa.

            Como ya nos has mandado la foto, no puedo por menos que comentarte algo. La verdad, sí que te has hecho desear. En la foto no estás mal, lo único los pantalones, que parece te están un poco anchos y un poco torcidos, no se sabe si son los pantalones o son tus piernas. Bueno, tus piernas y el resto de tu cuerpo de cintura para abajo, parece que los llenas poco, debes comer un poco más. La taleguilla tampoco la llenas mucho, no sé si porque tienes mucho desgaste o por las pastillas que dicen que os dan.  Por lo demás, es decir, de cintura para arriba, estás bien, te ríes, pero no sé si es por el corte de pelo, tan igualado por todos los lados, o por la camisa que también te está un poco grande, sobre todo de cuello, se te nota un poco estirado, como si no te llegase el sueldo hasta final de mes. Si es así, avísanos, que nosotras ahorraremos un poco de las propinillas para mandarte algo.

            Ahora que tú por fin nos has mandado tu foto, yo voy a hacerme una para que presumas ante tus compañeros. Así podrás comprobar cómo me ha crecido el pelo y la melena tan bonita que tengo, también comprobarás cómo me han crecido otras cosas, estoy hablando de cintura para arriba, y te darás cuenta de lo bien que lleno yo la ropa.

            Por ser bueno, te contaré nuestro secreto, el misterio del que te hablaba en anteriores cartas, la sorpresa del ¡PUM! ¡PUM! ¡PUM!

            Haciendo limpieza en el sobrao hemos encontrado un colt de dos cañones de veinte por veinte, que dispara y todo, y nos lo disputamos tu hermana y yo para llevárnoslo a las fiestas por si nos atacan los bandidos. También lo usamos cuando llevamos las vacas a los prados: así somos vaqueras perfectas.

            Escríbeme una carta larga aunque tengas que llenármela de chistes y cuéntame quién es ese Rivadulla el pastillero y en qué consiste lo de esta noche toca pastilla.

            A ver si dejas de ligar y cuando vuelvas se te ha olvidado. Yo me entretengo con mis asuntillos, pero no te los puedo contar porque son para menores de dieciocho años.

            Como no se me ocurre nada más te decoraré la carta con corazoncitos, casitas, florecitas, flechitas, etc.

            Te darás cuenta de lo bien que me encuentro de ánimos a pesar de estar comenzando el curso. Hay que empezar con alegría. Tú, ¿qué tal los tienes? Me imagino que no los tendrás muy bajos pues recibirás un montón de cartas todos los días y te los subirán, aunque la que más ánimos te infundirá será la de...

             Bueno, no te cuento más porque soy estudiante y me cuesta el papel y la tinta. Y tú no me contestes con que eres recluta y se te gasta el boli.