Carta  37

            De Ana

 

            Ya veo que he sido una estúpida al recordarte lo de mi cumpleaños, de lo que no tienes por qué disculparte, no tiene ninguna importancia o, al menos hoy, después de haber leído y saboreado tu dulce y tierna carta, ya no la tiene.

            Me alegro de que Villa Cisneros te guste mucho, pero ten cuidado, pues me han contado de allí muchas cosas que no me agradan, aunque creo que no irán contigo.

            Tú, ahí, tan feliz, bañándote y todo, y nosotros aquí con un frío que pela. Llevamos unos días que no deja de llover, ya sé que hacía mucha falta, pero no te puedes figurar lo bien que lo paso yo con todo un constipado encima.

            Me agrada que tus sentimientos hacia mí no hayan cambiado, pues era lo único que me importaba. Al leer en tu carta que desde ahí me quieres más, me has hecho la mujer más feliz del mundo. Pero creo que todavía no debemos pensar en el futuro, tenemos que dejar pasar el tiempo y comprobar que nuestros sentimientos no cambian. Tienes que saber también que a mí me asusta un poco el futuro y prefiero no mirar hacia él. Creo que el tiempo de separación nos va a venir muy bien, si después seguimos pensando igual no tendremos por qué tener miedo, ¿verdad? No me gusta nada que me digas que te estás volviendo más egoísta, pues creo que si te das cuenta podrías evitarlo, ¿no te parece? Además no me lo creo, pues piensas en mí más que yo misma.

            Hace bastante tiempo que no te hablo de lo que hago durante el día. Me voy a enrollar un poco, verás: como sabes, mi horario de trabajo es de ocho a tres. Cuando salgo, llego a casa y como, recojo un poco y se me hacen las cinco o las cinco y media. Después me pongo a escribir a máquina hasta las siete y media, luego hago algo de compra y cuando subo me pongo a estudiar taquigrafía hasta la hora de cenar. Además me tengo que estudiar veintidós temas para las oposiciones que he dejado aparcadas para diciembre. Como verás no tengo mucho tiempo libre, pero no me importa, además estoy haciendo un pequeño favor a una compañera que anda mal de dinero y para evitar que se compre el libro de los temas se los estoy copiando a máquina.

            Los sábados y domingos que no voy al pueblo me repaso todo lo que he estudiado y me ocupo un poco de mí. El último domingo me convenció mi hermana para ir a bailar y fue el día que peor lo pasé porque fue cuando más me acordé de ti. En las fiestas del pueblo era diferente porque todos éramos conocidos y amigos de siempre, pero aquí que todo era nuevo me encontré muy a disgusto. Me acordaba de cuando bailaba en tus brazos y tú me acariciabas y me besabas, y es que sin ti nada es igual, me falta lo más importante: tu calor y tu cariño.

            Espero poder estar pronto junto a ti otra vez, de momento, me  hago la ilusión, cuando te escribo, de que bailo, de que tus brazos rodean mi cuerpo, tu mejilla se junta a la mía y de vez en cuando me besas. ¿Te das cuenta de qué bien sé soñar? Espero que tú sueñes también alguna vez conmigo y tus sueños, igual que a mí, te conforten.

            No me he cortado el pelo para no disgustarte, estoy un poco más delgada que cuando me conociste, a pesar de que en el verano engordé dos kilos, ahora he adelgazado cuatro, creo que mientras tenga la preocupación de las oposiciones no voy a tener problemas de peso.

            De fútbol no puedo contarte nada porque no tengo ni idea, de todas formas voy a hacer algún cursillo para enterarme y así poder contarte más cosas y llenar más folios cuando te escriba. Hoy no te vas a poder quejar pues me estoy enrollando bien y llenando un par de folios por lo menos.

            Aunque me llames pesada te digo lo mismo de siempre: que me escribas con más frecuencia, pues tus cartas me hacen mucho bien y siempre es algo de ti  lo que llega con ellas.

            Si quieres algún libro o alguna otra cosa me lo dices y te lo mando, creo que no te dará ningún corte hacerlo, ¿verdad? Si te da, sería una tontería por tu parte y tú te lo perderías.

            Ya te dejo pues no tengo nada más que decirte. ¡Ah, sí!, por fin me compré la falda que quería y unas botas que me quedan muy bien. Dicen que parezco una mejicana, me gustaría que me vieras.