Carta  28
            De Ana
           
¡Hola, soldadito!
            Solamente disfruto de un mes de vacaciones, no tengo la suerte que tú. Te digo esto porque la última carta viene con fecha del dos de septiembre y tú me la mandaste al pueblo, ¿no sabes que mis vacaciones acaban en agosto? Por eso ha tardado más en llegar y yo he estado más tiempo nerviosa.
            Me alegro de que hayan desaparecido tus molestias de estómago, aunque haya sido a costa de esa instrucción tan fuerte que no deja tiempo ni para los dolores.
            Lo que no me gusta es que te burles de mí por no darme cuenta del significado de A.O.E. (África Occidental Española), descuida que ya no se me olvidará, si hubiese estado cerca te hubieses arrepentido de tu salida de tono. Bueno, no te pongas serio que no sabes lo feo que estás. Es broma.
            Ya veo que te quedan pocos días para jurar bandera. Lo peor ya ha pasado, pronto te vas a hacer hombre -, ¡ya era hora!-, y yo sin saberlo. Así  que nada de lamentos ni añoranzas por lo que dejaste aquí, piensa que cada lugar tiene su encanto y en todos hay personas interesantes que nos hacen más llevadera la vida. No obstante, aunque las encuentres, no te olvides del todo de esto, y, sobre todo, no te olvides de mí.
            No recuerdo el número exacto de cartas que te he escrito, pero seguro que más de seis, por eso me sorprende que sólo hayas recibido tres, a mí no me han devuelto ninguna así que seguro que las recibirás todas juntas. Cuando las recibas me lo dices, pues me entristece comprobar que no llegan a su destino. Yo tengo guardadas todas las tuyas. Hasta hoy he recibido seis, tardan en llegar unos cinco días y, nada más llegar, me pongo a contestarte. En alguna ocasión te he escrito sin esperar a recibir tu respuesta, por eso te aseguro que te he escrito más de seis.
            En la última te contaba cómo me había pasado las fiestas del pueblo, te repito lo más importante por si de verdad se pierde. Me imagino que te resultará fácil adivinar cómo son, las fiestas son todas iguales y siempre lo mismo: encierro, misa, baile, toros, más baile, peñas, chocolate, limonada... En todos los sitios es igual, pero lo importante es el ambiente, la alegría, la ilusión con la que se vive cada año la misma historia: la juventud que derrochamos en esas fechas. Después sólo queda la resaca, ese recuerdo alegre de lo pasado, esa esperanza larga de que pronto vuelva lo que se fue.
            La primera semana en Madrid me resultó muy monótona y aburrida, los primeros días estuve muy triste, siempre me ocurre a la vuelta de las vacaciones, le debe pasar a todo el mundo, seguro que tú cuando las termines también te sentirás aburrido; tú seguro que más, porque las tuyas van a ser más largas.
            Hoy me dieron la fecha de los exámenes para la oposición, comienzan el día veintiséis, no creo que me presente, pues todos mis buenos deseos de estudiar en el mes de vacaciones se quedaron en eso: buenos deseos. Mi jefe nos dice que nos presentemos y así al menos sabremos cómo son los exámenes, pero a mí me da mucho corte, temo hacer el ridículo y además coinciden con mi cumpleaños que es el día treinta y no quiero disgustos ese día. Las próximas serán en diciembre, a ver si para entonces me lo tomo más en serio.
            El fin de semana volví al pueblo y me surgió un pequeño problema que no se cómo resolver, aunque me da cierto reparo comentártelo, voy a hacerlo porque no quiero tener ningún secreto contigo. Te he dicho en las anteriores cartas que solemos ir a las fiestas un grupo de chicos y chicas, que bailamos y nos divertimos bastante; pues bien, yo no me tomo nada en serio, pero últimamente hay un chico que frecuenta conmigo los bailes más de lo habitual, intenta hablar conmigo en serio, y aunque yo le hago poco caso, él parece interesado por mí y me echa en cara que yo siempre me lo tome a broma y me resista a hablar seriamente. Ya no sé qué hacer ni qué decirle, pues le tengo cariño y no me gustaría hacerle daño. Creo que lo mejor será que procure estar menos tiempo con él, aunque también lo siento pues siempre lo hemos pasado bien como amigos. ¡Ojalá se le pase pronto y encuentre otra chica que le guste más! Si puedes me das tu opinión pues temo que algún día se decida y no sabes cuánto sentiría hacerle sufrir. Estarás pensando que siempre estoy metida en algún lío, y no te falta razón. Ya no te doy más la lata. Te doy un beso con todo mi corazón.

            P.D. El día que volví a Madrid se me rompió el corazón que me había regalado mi hermana y que tú querías llevarte de recuerdo, no sabes el disgusto que tengo, le dije a mi hermana que si me hubiese dejado dártelo nada le habría pasado, pero ya no se puede hacer nada. No sabes lo mucho que me acuerdo de ti, creo que siempre estoy pensando en ti y en los momentos que he pasado a tu lado.