Las personas
Antonio García
Tienen la cara morena. Tienen la sal en la piel,
la sonrisa siempre a punto, las ganas de responder. Son los primeros días de
las primeras personas que llenan mi clase.
- ¿ Cómo pasaste el verano? ¿ En qué pensaste y en
quién? Responden a borbollones, juntos los dos o los tres: "Jugamos con la
pelota, nos bañamos una y otra vez, estuvimos en la playa, yo en el pueblo, yo
en Madrid me quede. Lo pasamos todos bien"
Las personas de mi clase sólo tienen ocho años, al
principio son tímidos, nadie se atreve a responder, les pregunto y todos
callan; luego, cuando empieza uno, siguen todos, de dos en dos o de tres en
tres, y a la vez: "Mi padre es albañil". "El mío es
fontanero". " Pues yo he estado en la playa". " Y mi
hermano pequeño un día se meó en la cama...".
Me cuentan toda su vida, lo que son sus padres y
por qué. Lo que comen, lo que hacen, y lo que les gusta ser. Se meten unos con
otros, se interrumpen, se contradicen, suben de tono la voz. Son sinceros,
espontáneos, como se debe ser.
Están contentos, son felices, el verano fue largo,
están juntos otra vez. Tenían ganas de volver, de jugar con los amigos, de
correr. Son pequeños, pero están contentos, son risueños, son sinceros.
Tienen
la cara arrugada y la ilusión apagada. Después de once meses de duro trabajo,
buscan en verano el descanso y la paz en el campo, en la playa o en su casa si
no tienen dinero para salir. A los de mi clase, en verano nos maltratan. Abusan
de nuestro cansancio. Los que gobiernan planifican la estrategia, lanzan las
primeras piedras, adelantan los primeros posibles recortes para su estudio y
debate, van creando una conciencia de sumisión y de calma.
En
verano hicieron unos la reforma laboral, que tanto nos perjudicó y nos
debilitó. Y en verano, anuncian otros más recortes en los derechos sociales y
retrocesos en las condiciones de vida.
Anuncian
la venta de empresas públicas para que los beneficios se los lleven los más
ricos en vez de ir al patrimonio de todos. Utilizan como argumento aumentar la
competitividad, olvidándose de la rentabilidad social.
Congelan
los salarios a los funcionarios -expresión desacertada-, congelan el sueldo de
todas las personas trabajadoras que dependemos de los Presupuestos Generales
del Estado -con la pretensión de que sirva de ejemplo y orientación para todas
las empresas, tanto públicas como privadas-.
Congelan
las rentas del trabajo al mismo tiempo que adoptan medidas que favorecen la
obtención de beneficios por las rentas del capital.
Amenazan
a los enfermos, tienen en vilo a los jubilados, lanzan para su debate la
posibilidad de cobrar por la visita al médico, por utilizar una receta,
pretenden fijar un IPC especial para el pensionista...
Acusan
a los parados. Son excesivos los gastos que ocasiona el paro -manifiestan- como
si la responsabilidad fuera de los propios parados.
Para
que mi clase se tranquilice dicen que son medidas que están estudiando, pero no
estudian un impuesto especial sobre las grandes fortunas de los banqueros, de
los terratenientes, de los grandes defraudadores, de los especuladores, de los
evasores... No, no entra dentro de sus cálculos la reducción del déficit
mediante un impuesto especial para las mil, o cien mil, personas más ricas de
este país, por ejemplo. Ni siquiera como hipótesis de trabajo para su estudio.
No; a los suyos un respeto, porque este Gobierno es de los ricos, a ellos les
beneficia, a los personas trabajadoras las esclaviza.
Son
ministros, son banqueros, constructores, evasores, defraudadores, empresarios
de postín, son mayores y con ganas de subir, de triunfar y de engañar. Egoístas.
Tienen
la cara amargada, la sonrisa forzada y la mentira en la piel. ¿Por qué me
engañáis?, ¿por qué?, ¿Por qué a mi clase maltratáis?.
El
verano pasó de prisa para los de mi clase. Primero las amenazas, después los
primeros ajustes, las justificaciones otra vez, luego descartan algunas
medidas, a continuación anuncian otras más nuevas, nos quieren convencer de que
lo tienen que hacer y de que lo hemos de comprender.
Que
digan la verdad y que no sean hipócritas. Este Gobierno favorece los intereses
de los que más tienen, no es el de mi clase, aunque algunos equivocadamente le
hayan votado.
Hay que
estar en la unión monetaria con los primeros. Es el argumento que utilizan para
pedirnos sacrificios, sin ninguna garantía de beneficios futuros. Pero no piden
sacrificios a las clases más ricas, a pesar de ser ellas las que tienen los
beneficios asegurados.
Tienen
la cara morena. Tienen la inocencia también, están al margen de todo, son
felices otra vez. Primeros días de clase. Nos empezamos a conocer.